Una parte muy importante de cualquier reforma es el cambio de suelo. Se trata de un elemento básico para aportar confort a nuestro hogar, y los materiales que podemos emplear son casi inabarcables. De entre todos ellos, los suelos laminados se presentan como una de las opciones más cómodas y duraderas. Pero, ¿en qué consiste este tipo de material?
Los suelos laminados están hechos en capas, siendo fabricados tomando como base un panel de fibra de alta densidad encolado y compactado de manera impermeable. La capa superior es resistente al desgaste, protege la superficie de manchas, arañazos o quemaduras. La siguiente capa es de diseño, y configura el aspecto real que tendrá el suelo.
El resto de capas están formadas por una lámina de alta densidad y una capa equilibrante, resistente a la humedad.
Son muchas las ventajas de los suelos laminados, desde una instalación rápida hasta un mantenimiento sencillísimo. El punto fuerte está en la durabilidad del suelo, ya que es capaz de resistir impactos de todo tipo.
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